Capítulo 37

Mi rostro ardía más que un incendio forestal.

Brad se apartó del marco de la puerta, luciendo demasiado satisfecho consigo mismo.

—No es mi culpa que estuvieras tan absorta destrozando el idioma alemán.

Me mordí el labio y negué con la cabeza.

—Bueno, creo que es oficial—definitivamente no tengo...

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