Capítulo 223

Las dos mujeres se quedaron allí, con el rostro pálido como si una mano invisible las hubiera abofeteado, ardiendo de vergüenza.

Diana no les dedicó otra mirada. Retiró su mano, se dio la vuelta y se alejó del jardín con pasos firmes y decididos, sin mirar atrás.

La brisa vespertina y el aroma flo...

Inicia sesión y continúa leyendo