Capítulo 287

—Lo siento, Sr. Visconti —dijo la secretaria, inclinándose ligeramente—. Principalmente me encargo de su agenda laboral. Su vida personal está fuera de mi alcance y realmente no sé nada al respecto.

La respuesta fue impecable, como si la hubiera ensayado innumerables veces.

—Entonces, ¿por qué no ...

Inicia sesión y continúa leyendo