ERES MÍA

—Oh, mierda —dijo Alex, sorprendido y avergonzado al darse cuenta de que estaba mirando—. No pensé que hubiera alguien en casa.

Trató torpemente de cubrir su erección con las manos, sin querer incomodarlo, y de repente pudo sentir el calor en su cuerpo, que se ponía tan caliente que casi lo hacía g...

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