ATURDIDO

—Déjame ver —cambió de opinión y tomó su otra mano, la tocó y la acarició—. Vaya, es realmente suave —sonrió—. Me encanta tu piel, ¿cómo te llamas, por favor? —preguntó dulcemente—. Por favor, por favor, dime tu nombre.

Liam estaba tan ansioso que tragó saliva.

—Mi... mi... mi nombre es...

—Por f...

Inicia sesión y continúa leyendo