Capítulo quince

El cielo se cernía sobre nosotros, y sabíamos que la Diosa misma lloraba por sus hijos caídos. Nuestra manada era diversa, pero cada miembro era tan parte de la manada como todos los demás. Ella lloraba por todos nosotros, incluso cuando la cubierta de sus lágrimas llovía sobre nosotros ocultando la...

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