Un hogar tranquilo.

Envidia

El reino se sentía demasiado quieto sin los pequeños pies corriendo por los pasillos. No había Elliot llamando a Layah para que se uniera a sus juegos, ni Macey riendo mientras intentaba robar galletas antes de la cena. Solo silencio. Demasiado silencio. Mis compañeros no me dejaron sen...

Inicia sesión y continúa leyendo