Educación sobre las consecuencias.

Diez minutos después, me arrastré escaleras abajo, con el cabello cepillado, la ropa puesta de cualquier manera, el alma ya a medio camino hacia la desesperación. El olor del café me golpeó primero, y por un segundo pensé que tal vez esto no sería tan malo. Hasta que vi las caras de todos. Mamá, Lev...

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