30. «¿Tienes miedo de quemarte?»

Me apoyo en su pecho, y la bata suelta revela más de mi escote de lo que debería.

La respiración de Christopher se vuelve pesada bajo mis palmas, sus ojos alternando entre mis pechos y mis labios.

—Deberíamos… dormir —digo, mi voz ligeramente temblorosa.

—Sí… Sí, deberíamos.

Separados, por supues...

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