33. Pobre y patética Charlotte.

El aire en el salón se siente más pesado, más denso... incluso el tintineo de la porcelana ha caído en silencio.

—Oh, y el personal...— Evelyn suspira de placer, recostándose en su silla, luciendo completamente relajada. —¡El conserje incluso me llamó señora Houghton por error!

Esa última frase ...

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