111.Ojos despiadados

ALLISON.

Su mirada no vaciló. Nunca en mis más salvajes imaginaciones habría pensado que mi hermano podría mirarme con ojos tan despiadados.

—Estoy perdiendo la paciencia, Allison. Ven conmigo, o su sangre estará en tus manos—, advirtió. Su tono era ominoso, lo suficiente como para enviar un escal...

Inicia sesión y continúa leyendo