44. La maldición

ALLISON.

Las lágrimas brotaron en sus ojos enrojecidos mientras me abrazaba. —Eres una chica tan terca, y por eso... estoy agradecida. Gracias, Allison.

Le devolví el abrazo. Se sentía tan bien estar en casa de nuevo y finalmente darle a Quinn exactamente lo que le había prometido. Después de eso,...

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