[15] No puedo hacer esto

Ripley empujó su erección entre sus muslos y ella gimió.

—¿Y si son cien?

La pregunta de Ripley no le dio tiempo a responder. Se inclinó y la besó con una pasión que la dejó sin aliento. El beso fue largo, profundo, explorando cada rincón de su boca, su lengua en la de ella, sus manos en sus nalgas...

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