[22] Esto es ridículo

Bryer regresó a la residencia en otro taxi, con el sabor del beso de Ripley y sus palabras de posesión aun quemándole la boca. Se sentía sucia y, para su propia vergüenza, completamente despierta.

Las advertencias de América y la confesión de Ashton eran hechos que su cerebro procesaba como peligro...

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