[8] ¿Quieres champaña?

Los gemidos de Bryer continuaron resonando en la cabeza de Ripley hasta el siguiente día. Su cuerpo desnudo y sudoroso se removió en la cama, cuando en sus sueños, la mujer clavaba sus uñas en su espalda y gritaba que no se detuviera, que la hiciera acabar otra vez. Ripley movió la cabeza de un lado...

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