Capítulo 30

Rayna

Dios mío, eso realmente acaba de pasar. Mi cuerpo estaba dolorido, pero en todos los lugares correctos. Él aún no me había soltado. Me senté con las sábanas envueltas alrededor de mí.

—¿Dónde crees que vas? No he terminado contigo —dijo, tirándome de vuelta a la cama.

Estábamos sentados en ...

Inicia sesión y continúa leyendo