Capítulo 46

Adrián.

Sabía exactamente a qué se refería, y me condenaría al infierno si dejaba que alguien le hiciera daño a mi hija. Tomé su mano en la mía.

—No me vas a dejar, Rayna. No te vas a ir otra vez. Ambas pertenecen aquí conmigo. ¿Y si insistes en irte? Entonces yo también me iré contigo. Ella se gir...

Inicia sesión y continúa leyendo