Capítulo noventa y uno.

Meera cerró los ojos con fuerza, tratando de estabilizar su respiración, tratando de encontrar las palabras que pudieran hacer que él se detuviera.

Pero su mente estaba nublada por el miedo, su voz atrapada en su garganta mientras el peso de la situación la aplastaba.

—Arjun… por favor, no lo haga...

Inicia sesión y continúa leyendo