Capítulo 38

A Diana se le cayó la mandíbula. Sus ojos se abrieron de par en par. Su corazón latía con fuerza. La forma en que de repente miró a la criatura hizo que él inclinara la cabeza con curiosidad.

—¿Hay algo más que pueda ofrecerte?

—...¿puedes...?— Cerró la boca y se cuestionó a sí misma. No. No puedo...

Inicia sesión y continúa leyendo