Almuerzo y charlas

Me quedé mirando al espejo.

El vestido blanco y negro abrazaba mi cintura como si estuviera hecho a medida, ensanchándose en la parte inferior en suaves ondas festoneadas que apenas tocaban la mitad del muslo. El contraste hacía que mi piel se viera más cálida, más suave. Dejé que mi cabello cayera...

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