Siempre el malo

Era incómodo.

Se sentía incómodo, siento que debería callarme.

Asher no se inmutó. Simplemente se quedó allí, con la mandíbula apretada, los ojos oscuros e indescifrables. Si le hubiera dicho que había incendiado un edificio, podría haber parecido menos devastado.

Su garganta se movió. —Sí —dijo ...

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