¿Los conoces?

No llamé a la puerta.

No esperé a que alguien me saludara o me preguntara qué quería.

Simplemente empujé la puerta y entré como si fuera dueño del lugar—porque a estas alturas, no me importaba lo que Cedric de Luca pensara. Podía dispararme por lo que me importaba. Aun así, arrastrándome desde el ...

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