Bienvenido a París

Rowan estaba sentado en su elegante y moderno despacho, la vista del horizonte de la ciudad no lograba calmar la tormenta que crecía dentro de él. Miraba el mensaje en su teléfono, sus dedos apretando el dispositivo, los nudillos blancos de furia contenida.

Querido Tío Rico,

Tenemos algo súper impo...

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