Argumento

Me apoyé contra la pared fuera de la habitación de la señora Isolde, frotándome las sienes. Las últimas horas habían sido un torbellino de pánico y alivio. Ella estaba estable, pero el pensamiento de lo cerca que habíamos estado me retorcía el estómago.

Entonces escuché voces acercándose—agudas, au...

Inicia sesión y continúa leyendo