Deber contra placer

Punto de vista del Salvador

Los chicos frente a mí gruñen de dolor, sus cuerpos adolescentes apenas aguantan el intenso entrenamiento para calificar como guardias de la manada.

Es una locura.

—¡Transformen!— ordeno, sabiendo que debo hacer lo que se me manda. Me guste o no, debo entrenarlos como mi...

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