Capítulo 32

La conversación se detuvo abruptamente, y pude imaginarme a ambos congelándose, de repente conscientes de que podría estar despierta y escuchando.

—Por supuesto que me habían oído. Ambos tienen una audición increíble, como todos los hombres lobo. No había forma de que mi jadeo hubiera pasado desape...

Inicia sesión y continúa leyendo