28. ¡Mentiroso, me engañaste!

Eve

Eve lo miró a los ojos durante lo que pareció una eternidad. Ambos permanecieron en silencio; lo único audible en la habitación era el tenue sonido de la música que se escuchaba desde abajo. Suspiró profundamente, debatiéndose si debía o no contarle su versión de los hechos.

—No sé quién l...

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