48 - Ese debería ser un castigo suficiente por sus crímenes

Me relajé en el árbol y terminé los restos de mi carne asada.

No podía mentir. Zadok era un cocinero increíble. Me hacía preguntarme en cuántas cosas más destacaba.

Mis ojos recorrieron su espalda robusta mientras él vigilaba a unos metros de mí. Sintió mi mirada y dijo sin voltear —¿Terminaste de...

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