63 - Corre

No podía creer lo que veían mis ojos.

Monedas de oro, joyas relucientes, espejos y otros artefactos valiosos brillaban por millones. ¡Una cueva de tesoros escondida!

—Cálmate —dijo Zadok—. Recuerda, no tocamos nada. —Tragó saliva—. Estaremos bien si no tocamos nada. —Repitió, pero mi mandíbula est...

Inicia sesión y continúa leyendo