Capítulo 58

El campo de batalla estaba en silencio ahora, salvo por el ocasional crujido de los escombros. El amanecer había llegado, con rayos suaves filtrándose a través de arcos rotos, proyectando haces dorados sobre la piedra chamuscada. El humo se elevaba en el aire matutino, un último vestigio del caos qu...

Inicia sesión y continúa leyendo