108

El aire en la habitación se volvió espeso, tanto que parecía imposible respirar. Richard sostenía la pistola con dedos temblorosos, sus ojos fijos en Natalia, quien había dado un paso adelante, cubriendo a Nathan con su propio cuerpo.

La mujer temblaba, pero su determinación era más fuerte que cual...

Inicia sesión y continúa leyendo