121. Estaré siempre contigo

—¿Max? —llamó Gabriella cuando encontró la casa desierta. Con los ojos abiertos con cautela, la mujer entró para revisar el escritorio de su esposo.

En lugar de encontrar a Max, fue recibida por los sollozos de Julian. Al ver al hombre de ojos rojos llorando de arrepentimiento, el corazón de la muj...

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