125. De vuelta a ti

—No te preocupes, Gaby. Volveré contigo —dijo Max a la mujer que luchaba por contener las lágrimas. La cama estaba casi en la puerta, pero su esposa seguía reacia a soltar su mano.

—Tienes que despertar como siempre —susurró Gabriella con el ceño fruncido.

—Sí. Luego, invitaremos al Pequeño Prínci...

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