135. Amor irreal

—Lo siento, señor. No puede ser grosero conmigo. Aunque trabajo como secretaria, hay límites para cumplir con su solicitud. No puedo seguir atendiendo sus necesidades las 24 horas del día —dijo Mia, comenzando a alzar la voz.

Las cejas de la chica se fruncieron con molestia. No entendía por qué su ...

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