23. Incómodo

Gabriella podía sentir que Max se acercaba. Cuanto más cerca estaban, más apretaba los puños. Sus mejillas estaban rojas como un tomate. Justo antes de que el hombre mordiera sus labios, un golpe en la puerta llamó su atención. Gabriella pudo escuchar un pequeño resoplido frente a ella. Solo entonce...

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