47. Dulce beso

Las palabras de Max se estaban acercando a la realidad. Una vez que llegaron al destino, la boca de Gabriella se abrió de par en par, al igual que sus ojos, que se quedaron asombrados con el paisaje circundante.

—¿Por qué me traes aquí?— suspiró la mujer, mientras seguía con la mirada los colores d...

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