50. Intimidad en el tren

Después de un rato, Max finalmente le dio a su esposa la oportunidad de respirar. Conteniendo la respiración a través de una sonrisa aliviada, acarició el rostro que aún estaba envuelto en confusión.

—¿Por qué tienes las mejillas tan rojas? Lo hemos hecho muchas veces.

Gabriella no respondió. Segu...

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