74. La increíble verdad

Mirando a Gabriella, que estaba congelada con el rostro pálido, la comisura de los labios del hombre se levantó levemente.

—¿Todavía te sorprende el trato de Sebastián? Lo siento, ha estado obsesionado desde la primera vez que te vio.

En silencio, la mujer miró al secretario. Sebastián, que acabab...

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