81. Adiós

Tan pronto como se despertó por la mañana, Gabriella no se atrevió a moverse. Su esposo aún dormía, como un bebé sobre el cuerpo de su madre.

—¿Max? —susurró la mujer, probando.

Después de unos segundos, no se oyó ningún sonido. El hombre permaneció inmóvil.

Sabiendo que su esposo estaba cómodo c...

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