Capítulo 114

Cuanto más profundo se adentraba Amelia en el jardín de rocas, más inquieta se sentía. Un presentimiento le corroía el subconsciente.

—¡Owen!— llamó, su voz resonando por el jardín.

—¡Mamá, ayúdame!— De repente, una voz débil resonó no muy lejos.

El cuerpo de Amelia se tensó, su respiración se de...

Inicia sesión y continúa leyendo