CAPÍTULO DOS

Los labios de Lucas se curvaron en una sonrisa, una que no llegó a sus ojos.

—No esperaría eso, ahora ponte a trabajar —ordenó y salió de la habitación.

Olivia pasó toda la noche tratando de reunir información que pudiera ayudar a encontrar al traidor. No había dormido ni un minuto, su mente corría con pensamientos sobre cómo escapar, el traidor y Lucas Moretti.

Los archivos estaban esparcidos a su alrededor, mensajes codificados y transacciones sospechosas. Tenía que encontrar al traidor, no solo por Lucas, sino por ella misma.

Un golpe fuerte en la puerta interrumpió sus pensamientos, y uno de los hombres de Lucas, una figura alta con una cicatriz en la mejilla, entró.

—El jefe quiere verte —dijo con voz áspera.

Olivia respiró hondo, recogió los documentos en los que había estado trabajando y siguió al hombre por el pasillo de la mansión. La casa estaba en silencio, su grandeza en marcado contraste con lo que ocurría dentro de sus paredes.

Llegaron a la oficina de Lucas y la puerta se abrió de golpe, revelando a Lucas sentado detrás de su enorme escritorio, su presencia imponía una autoridad que no podía ser ignorada. Olivia sintió un escalofrío recorrer su espalda cuando sus ojos oscuros se encontraron con los de ella.

—Señorita Carter —llamó Lucas, con una leve sonrisa en los labios—, tome asiento.

Olivia tragó saliva mientras se sentaba, colocando los archivos sobre el escritorio entre ellos.

—He estado revisando los documentos —comenzó, tratando de mantener su voz firme—. Hay algunas transacciones que destacan, pero necesito más tiempo para estar segura.

Lucas se recostó en su silla, estudiándola intensamente, podía ver lo hinchados que estaban sus ojos.

—La paciencia es un lujo que no podemos permitirnos —dijo manteniendo su voz baja—. Aceptaste esto, y espero resultados.

Olivia suspiró, sintiendo el peso de sus palabras. Sabía que estaba caminando sobre hielo delgado.

—Entiendo —dijo finalmente—. Seguiré trabajando.

—Bien —dijo Lucas, suavizando ligeramente su tono—. Mis hombres te asistirán si necesitas más cosas, pero recuerda que el fracaso nunca es una opción aquí.

Olivia asintió, sintiendo una sensación de temor asentarse sobre ella. Salió de la oficina, su mente corriendo con pensamientos sobre el traidor y cómo iba a descubrir su identidad.

……🌵

De vuelta en su habitación, Olivia se lanzó con renovada determinación. Pasó horas revisando los documentos. Casi de inmediato, un suave golpe se escuchó en la puerta, que se abrió revelando a una mujer de unos treinta y tantos años con una bandeja de comida.

—Hola, señorita Carter, soy Lucy —dijo la mujer con una cálida sonrisa—. Aquí está su desayuno, por favor avíseme si necesita algo.

El estómago de Olivia gruñó en respuesta, se dio cuenta de que no había comido desde el día anterior.

—Gracias —dijo aceptando la bandeja—. ¿Cómo supiste mi nombre? —preguntó con una ceja levantada.

—Lo sé —dijo Lucy—, Lucas mencionó que te quedarías aquí por un tiempo.

Los ojos de Olivia se entrecerraron.

—¿Así que trabajas para Lucas? ¿El despiadado mafioso?

Lucy asintió.

—Sí, pero no de la manera que piensas. Yo manejo al personal de la casa, a Lucas le gusta mantener todo en orden.

Olivia estudió a Lucy, notando la genuina amabilidad en sus ojos.

Lucy suspiró.

—Entiendo que estás en una situación difícil —dijo suavemente—, como dije antes, si necesitas algo, por favor avísame.

Olivia se sorprendió por la oferta de ayuda de Lucy. Había esperado hostilidad, pero la amabilidad de Lucy fue una grata sorpresa.

—Gracias, Lucy —dijo sinceramente.

Lucy sonrió de nuevo.

—Descansa un poco y come algo, necesitarás tus fuerzas.

Cuando Lucy se fue, Olivia dirigió su atención a la bandeja, pero apartó la comida; necesitaba ponerse a trabajar antes de comer.

Olivia volvió a los documentos. Pasaron horas mientras estaba profundamente concentrada cuando hubo un golpe en la puerta. Esta vez era uno de los hombres de Lucas, un chico más joven con un semblante amigable.

—Señorita Carter, el jefe quiere saber si ha hecho algún progreso —dijo.

Olivia suspiró, frotándose las sienes.

—Dile que sigo trabajando en ello —dijo, con la voz cansada.

El hombre asintió y se fue, cerrando la puerta detrás de él. Olivia se recostó en su silla, sintiendo el peso de su situación presionándola. Se estaba quedando sin tiempo, y lo sabía.

Decidió tomar un breve descanso, esperando que un cambio de escenario pudiera ayudar a despejar su mente. Miró la bandeja con sopa, un sándwich y algo de fruta. Decidió comer para recuperar fuerzas.

Después de comer, se acercó a la ventana, mirando la extensa propiedad. La lluvia había cesado, dejando el suelo fresco y verde. Después de unos minutos admirando la vista de la finca, volvió a su escritorio, decidida a encontrar al traidor y asegurar su libertad.

Al caer la tarde, los ojos de Olivia se abrieron de par en par al tropezar con una transacción particularmente sospechosa. Era una gran suma de dinero transferida a una cuenta en el extranjero, y el nombre era uno que reconocía: Antonio Rico, uno de los lugartenientes más confiables de Lucas.

Su corazón se aceleró mientras juntaba las pruebas. ¿Podría Antonio ser el traidor? Necesitaba más pruebas. Reunió los documentos, lista para presentar sus hallazgos a Lucas; al menos esto era un comienzo, pensó.

Con los documentos firmemente agarrados en sus manos, Olivia se abrió paso por los laberínticos pasillos de la mansión. Cada corredor parecía idéntico al anterior. Giró una esquina, luego otra, pero el camino parecía interminable.

Su corazón latía con fuerza al darse cuenta de que se había perdido. La opulencia a su alrededor se sentía asfixiante, el silencio la presionaba. Abrió una puerta, pensando que podría ser la oficina de Lucas, pero se encontró con una escena que hizo que su sangre se helara.

Dentro de la habitación, Lucas y varios de sus hombres estaban alrededor de un hombre atado y amordazado, su rostro magullado y ensangrentado. Lucas sostenía una pistola, su rostro una máscara de fría determinación.

Los ojos de Olivia se abrieron de horror cuando Lucas levantó el arma y disparó un solo tiro, el sonido resonó en la habitación, el hombre se desplomó sin vida en su silla.

Olivia jadeó al ver lo que acababa de suceder, se cubrió la boca con la palma para que no se oyera su voz, pero Lucas se giró lentamente, sus ojos se fijaron en los de Olivia, la habitación quedó en silencio.

—Señorita Carter —llamó, su voz un calmado escalofrío.

La respiración de Olivia se detuvo en su garganta. Dio unos pasos hacia atrás, su mente corriendo.

—Yo... yo estaba buscando su oficina —balbuceó, los documentos temblando en sus manos.

Lucas dio un paso hacia ella, su expresión indescifrable.

—Y encontraste algo que no debías ver —dijo suavemente.

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