CAPÍTULO CIENTO TREINTA Y CUATRO

—Zoey —dije con incredulidad, jadeando. Mis ojos se abrieron de par en par al ver a la persona frente a mí.

—En carne y hueso —respondió ella con una sonrisa burlona.

—¿Qué está pasando? ¿Por qué estás aquí? —pregunté con una voz que esperaba ocultara el pánico que sentía por dentro.

—Vamos, Mani...

Inicia sesión y continúa leyendo