CAPÍTULO CIENTO SESENTA Y OCHO

Hoy era el día de la boda. Finalmente me iba a casar con Sin. Se siente tan irreal, como si no pudiera creerlo. Estaba hecha un manojo de nervios, y no había nada que pudiera hacer para calmarme. Esta era una ocasión feliz, pero al mismo tiempo sentía miedo. No podía esperar para llamarlo mi esposo,...

Inicia sesión y continúa leyendo