CAPÍTULO SETENTA Y UNO

Mateo y Diego eligieron ese momento para salir de la parte trasera del restaurante.

—Necesitamos llevarte de vuelta a casa —dijo Mateo.

—Lo que necesitas hacer es decirme qué demonios pasó.

Vi cómo Mani salía de donde se había escondido.

—¡Mierda! —murmuré, caminando hacia ella, pero un solo dis...

Inicia sesión y continúa leyendo