Capítulo 21 — Esto ya es acoso, Robinson…

¿Por qué te quejas?

No te quejes, Aurora... Anoche le pediste que te follara hasta el cansancio.

Mi mente se había convertido en mi peor enemiga desde el momento en que abrí los ojos y un dolor punzante en mi zona íntima me invadió.

Un dolor dulce y familiar que me recordaba a la perfección cada ...

Inicia sesión y continúa leyendo