Capítulo 34 — ¿Preocupándote por mí, lucecita?

Dos semanas habían pasado, dejando una extraña sensación de paz y tranquilidad.

Mis mañanas ahora iniciaban envuelta en los brazos de Robinson, y en las noches terminaban con sus labios buscando los míos en la oscuridad.

Follándome como solo él conocía.

Casi se sentía como una recompensa por toda...

Inicia sesión y continúa leyendo