Capítulo 8 — Es un Duvall...

3 semanas después...

—¡Apresúrate, Aurora! —escuché a mi madre desde las escaleras—. ¡Llegaremos tarde a la iglesia!

Gruñí mientras me cepillaba los dientes. Era demasiado temprano y solo quería dormir, pero no podía faltar a la misa del domingo.

De pronto, mi estómago se revolvió, una olea...

Inicia sesión y continúa leyendo