Quiero un culito bebé

El olor a hospital me revolvió el estómago. Valentino había llegado antes, de noche, sin esperar a nadie. Como su madre, igualito de apurado.

Golpeé apenas la puerta. Estaba nerviosa como si fuera yo. Abrí y ahí estaba: Clara, mamá. Tenía a Tino envuelto en una mantita azul de ositos. Se me cerró l...

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