Las piezas en su lugar

Cuatro meses después de casarnos en la iglesia, de habernos instalado por completo en la casa nueva, de haber comenzado una vida, Violeta apareció una tarde en la puerta de la cocina con cara de… no sé, rara.

Su panza había crecido, nuestro hijo estaba sano y yo creía que íbamos bien. Yo era feliz,...

Inicia sesión y continúa leyendo