El Vals de los casados

Me levanté a las seis de la mañana ese viernes sin casi haber dormido nada. Toda la noche dándole vueltas a lo mismo. Que Sergio no iba a aparecer. Que se iba a arrepentir. Que iba a darse cuenta, camino al registro, de la estupidez que estaba por hacer.

Casarse con una divorciada de cuarenta y pic...

Inicia sesión y continúa leyendo